lunes, 27 de junio de 2016

APRENDER A MOTIVAR DENTRO DEL AULA DE CLASE.

Si estuviésemos sentados en un aula de clase esperando la entrada del profesor…


Yo esperaría que entrara un profesor que motive, que sea apasionado por lo que hace, que sea un líder un guía, que tenga vocación por su labor, que posea una actitud de respeto, escucha y confianza, un protector que tenga la convicción de que su razón de ser es  el estudiante y que demuestre que realmente está interesado de algún modo por aquel individuo al cual va a “intervenir”, y cuando hablamos de intervención lo hacemos desde el “acto consciente de dirigir los asuntos que corresponden a otro”, porque el estudiante que entra a esa aula de clase no puede ser el  mismo que sale de ella, porque si es así, allí en ese espacio físico y de tiempo no sucedió nada que verdaderamente hubiera sido útil para él, por lo tanto ese individuo llamado en algunos casos profesor solo con su presencia nos debe poner a pensar que tan significativa es nuestra permanencia en el aula de clase.

La justificación para llevar a cabo esta charla a los docentes de las instituciones educativas de Colombia, no es más que el afán de nuestra parte, de motivarlos para que retomen su profesión, actividad o diario quehacer con una actitud pujante y arrolladora y que se sientan orgullosos por realizar la labor más bonita y duradera a lo largo de la historia del ser humano.
Sin temor a equivocarnos decimos con mucha humildad que es la labor más bonita, porque es aquella en donde estudiantes y profesores confluyen en un espacio denotado por una característica en común, para llevar a cabo el proceso de enseñanza y aprendizaje, pero de alguna manera los papeles se invierten constantemente y queda al descubierto que es quizás el profesor, que llego en un instante a enseñar, quien termine aprendiendo más que, el mismo sujeto que llego inicialmente a cumplir esa función.
Y por otra parte es una labor duradera ya que lo que bien se aprende, jamás se olvidará, y quedará  marcado en la esencia de nuestros estudiantes; es por tanto que nuestra labor debe ser impecable y nuestra presencia en el aula de clase debe ser naturalizada para que ese proceso anteriormente mencionado, culmine propositiva y exitosamente.